miércoles, 28 de diciembre de 2016

Cuando la memoria se pierde...

Murió una madre, dejando tristes 
Dos huerfanitos, hijos del alma,
Que en sus plegarias, todas las noches
¡Madre querida! ¡Madre! Exclamaban
Tú te llevaste nuestra alegría,
nuestro embeleso, nuestra esperanza
¿ Qué hay en la tierra para nosotros
Sin tus sonrisas y tus miradas ?
Todo está oscuro, todo en silencio, 
Madre querida, madre adorada
Tú te llevaste nuestras venturas,
Para dejarnos luto y desgracias
Si de los cielos donde resides,
Ves a tus hijos con penas tantas,
¡Ay madre!... envía pronto un consuelo
Con que se enjuguen ya nuestras lágrimas
Así decían, tristes, los niños 
Que antes nadaron en la abundancia
Y hoy, harapientos, con hambre y frio
Sobre un escaño se acoquinaban
Y a los silbidos que daba el viento
Y los golpazos de las ventanas
Llenos de miedo, tristes, medrosos
-¡Madre querida! ¡Madre! Exclamaban.
Ya fatigado, dijo el pequeño
¿Cómo podemos ir a buscarla,
Cuando ignoramos hasta el sepulcro
Tan hondo y frio do está enterrada?
¿Quieres que a casa ya nos volvamos? 
¿Ves del camino cuanto nos falta?
Pero a buscarla más decidido
Dijo el primero con arrogancia
Sobre mis hombros muy satisfecho
Te llevaría si es que te cansas
Pero la tumba de nuestra madre
¿Cómo sus hijos no han de encontrarla?
Por fin llegaron y de rodillas
Sobre una losa, ríos de lágrimas
Tristes vertían, cuando observaron 
Que una tormenta se preparaba,
Cubrieron tristes con sus ropitas
aquella losa, por que las aguas
no penetraran hasta su madre
y se volvieron llorando a casa. 

A. Machado. "Dos huerfanitos"

E.  la recita de memoria mientras unos lagrimones corren por sus mejillas. 
¡Se acuerda de mi madre! Se emociona. - dice la hija. 
No sé qué tendrá el cerebro,  tan misterioso y selectivo, que aunque estemos en proceso de pérdida de memoria los sentimientos perduran. Son algo visceral e innato,  supongo, sino tampoco entiendo que M. D. note la llegada de fechas tristes para ella... 
Solo sé que tengo la necesidad de que esto quede en línea para poder leerlo y recordar la emoción, la tristeza y los vívidos recuerdos que extrañamente permanecen en la mente desmemoriada de E. y lo afortunada que soy al ir descubriéndolos poco a poco y que no se pierdan, porque permanecen en los míos...

Los huracanes no tenían nombre de hombre hasta que llegaste tú.

martes, 13 de diciembre de 2016

Yo era feliz antes de que existiera la comunicación instantánea, cuando todo se iba desarrollando poco a poco y no necesitaba comunicar mis pensamientos y sentimientos, compulsivamente, a cada minuto.
Vivo enganchada en el bucle de la información, a la espera de que la máquina pegada a mi mano vibre, a estar siempre disponible y no sé cómo desengancharme.


Quizá debería volver a mi etapa analógica, enviar cartas, llamar por teléfono y esperar a los besos reales.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Domingo por la tarde pre-exámenes.


Trabajos, exámenes, música para motivarme. Una canción se repite, una y otra vez, es la que ha tocado.  Los matices de su voz se han quedado grabados en lo más interno de mi sistema auditivo. Me parece especial.

Las oraciones impersonales me parecen un muermo. Pienso en mí, en mi vida y en mis ganas de hacer cosas, y en el poco tiempo que realmente tengo ahora y el que vacío que tendré luego. O que creo que tendré, porque en el fondo sé que lo aprovecharé y que otro año volverá a marcharse fugazmente con todos los demás que ya pasaron. Irrecuperables.
La fugacidad, el paso del tiempo, la angustia vital, literatura de principios del XX. Mi cabeza empieza a mezclar la sintaxis con el análisis métrico y los sentimientos de hastío de los poetas con mi propia vida.

Pero quizá lo que debo es ser práctica, aparcar los sentimientos durante unas horas, concentrarme en aprender, retener, comer, dormir, ser robótica. Máquina de aprendizaje. Más adelante tendré tiempo de seguir explorando y seguir aprendiendo de la vida sin necesidad de programación alguna.


martes, 6 de diciembre de 2016

Las cosas que nunca te dije

Cada vez que suena Fast car no puedo evitar acordarme de ti. "Starting from zero you have nothing to lose!!!!!" estuvo durante meses en tu subnick de messenger. Ahora se ha vuelto a poner de moda y me da mucha pena que no hayas tenido la oportunidad de refunfuñar con la versión maquinera que han hecho. Otras canciones como This is the life me recuerdan a ti, porque decías que Amy Macdonald tenía la cara redondita como yo.

Pienso mucho en ti. Recuerdo mucho haber comido en el parque Pato un bocata de chorizo del Lupa y media tableta de chocolate Milka que nos supo buenísimo, mientras comenzaba la primavera de 2º de bachillerato, tan deseada y temida a la vez.

Mis primeras conversaciones sobre sexo, amor, mi primer amor lo compartí contigo.
Fuiste la primera persona con la que hablé cuando estaba sentada en clase, me ofreciste ir contigo y desde aquel día, ese día que Pablo decía que parecía una pija redomada que le iba a reñir por pintorrojear y destrozar su agenda, no volvimos a separarnos. Fuiste, sin darte cuenta, mi primera amiga de verdad.

Las risas de los recreos, del machaque de Rafa, de los vídeos que grabamos con la canción de Hércules coreografiada como si tratara de un musical.

También discutimos y casi nos tiramos de los pelos, pero siempre acabábamos echándonos de menos y perdonándonos.

No pude despedirme, me pilló de imprevisto. Lo último que supe es que posiblemente pudieras trabajar cuando acabaras tu prácticas, que estabas feliz y enamorada. Y te fuiste... muy rápido.
Han pasado dos años y parece que fue ayer cuando encendí el móvil y me encontré todos los mensajes con la terrible noticia, no quería creerlo... Y todavía no lo consigo. Cada vez que paso por tu portal, pienso que quizá te vea...

Espero que estés donde estés puedas leer esto y saber que todavía pienso en ti. Que sigues presente en muchas de nuestras anécdotas y te recordamos con mucho cariño, Marta.






jueves, 24 de noviembre de 2016

¿Qué es para mí la felicidad?

Si existiera una canción que representa para mí la felicidad sería Hoppíppolla, por su incomprensibilidad, serenidad y melodía.

Para mí, la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas que vivo cada día:

- La primera taza de café caliente al despertar, poder desayunar tranquilamente en la cocina mientras lees algo que te parece realmente bueno, o lees algún chiste en Facebook que hace que todo comience con una carcajada. Los días que empiezan con risas auguran un buen día. Los buenos días de mamá, y despertar a papá todas las mañanas con un: "¡¡¡Buenos días, Felisín, haleee que ya es hora!!!"

- Las caras conocidas por el camino al trabajo. Sonreír a las personas que te encuentras todos los días como gesto de complicidad: "Otro día más", quieres decir.

- La sonrisa inagotable de mi compañera de autobús.

- El sol que entra por la mañana en la salita donde trabajo, que hace que la estancia donde desarrollo toda mi actividad creativa sea luminosa, colorida y hermosa.

- Si llueve, el saber que estoy resguardada y no voy a pasar frío.

- Los besos y abrazos que me dan mis nueve abuelillos y cómo les brilla los ojos cuando no se esperan los que yo les devuelvo con mil ganas. Sus ganas de hacer cosas y ver cosas nuevas, cantar y bailar. En el fondo, la edad y la juventud están en la mente de cada persona. 

- El café y las galletas untadas con mermelada de pera y manzana, de higos, o de lo que toque ese día compartido y en mesa grande.

- Montarme en el autobús y regresar a casa, escuchando los audios que mandan mi hermano y mi madre compartiendo sus mañanas.

- Fregar cantando coplas, pasodobles y jotas.

- Coger el coche, poner la radio e ir cantando a grito pelado los últimos éxitos.

- Alentar a mis alumnos a que sean fuertes, no se rindan, trabajen mucho y tengan curiosidad. 

- Las hora de alto impacto, o alta-risa con mis compañeros de machaque. La presión de equipo y los ánimos por lucir un cuerpo perfecto y una mente totalmente despejada.

- Llegar a casa y ponerme el pijama.

- Meterme en la cama sabiendo que mañana me espera un día parecido pero diferente y sonreír.



Existen muchas cosas que también me harían muy feliz.

Todo esto lo he conseguido yo solita, y... no hay nada mejor que saber que si eres feliz contigo y te quieres, te valoras y respetas, quizá sea más fácil encontrar a alguien con quien compartir muchos de estos momentos.



domingo, 15 de mayo de 2016

Nunca me dijeron que crecer fuera fácil








A veces creo que tengo 80 años,
otras tengo madurez suficiente para darme cuenta de las cosas,
pero siempre me encantaría volver a los 5,
cuando mi madre me contaba historias de brujas, jaulas,
que mi tío y mi padre me salvaban de todo
y me dormía. 


Actualmente tengo 24 años,
pero he vuelto a mi adolescencia,
sigo creciendo,
poquito a poco...